
En el ajedrez político colombiano, las encuestas se han convertido en un tablero de juego donde las percepciones pueden ser tan poderosas como los votos.
Recientemente, el nombre de Gustavo Bolívar ha emergido con fuerza en diversas encuestas, posicionándolo como un fuerte candidato del oficialismo.
Sin embargo, surge una pregunta inquietante: ¿Estamos presenciando un ascenso genuino o una estrategia cuidadosamente orquestada por la oposición?
La teoría que gana terreno en los círculos políticos es que la oposición podría estar inflando artificialmente los números de Bolívar en encuestas amañadas.
El objetivo no sería otro que posicionarlo como el «favorito» del oficialismo, no por temor a su potencial, sino por la convicción de que sería el candidato más fácil de derrotar en las urnas.
La estrategia de la división y el distanciamiento calculado
Más allá de la simple victoria electoral, la oposición podría estar buscando fracturar al gobierno desde adentro.
Al presentar a Bolívar como el candidato líder, se podrían sembrar divisiones dentro del bloque progresista, generando fricciones y debilitando la unidad que ha sido clave para el actual gobierno.
Este escenario se complejiza con la reciente serie de eventos públicos donde el presidente Gustavo Petro ha mostrado una actitud distante, e incluso confrontacional, hacia Gustavo Bolívar.
Algunos analistas sugieren que estas aparentes fricciones podrían ser parte de una táctica para desvincular la imagen de Bolívar de la administración actual.
Al crear una percepción de distanciamiento, el gobierno podría estar intentando:
Mitigar el impacto de una posible derrota:
Si Bolívar, percibido como el candidato del oficialismo, pierde las elecciones, el gobierno podría minimizar el daño político al haber marcado previamente una distancia.
Ampliar el espectro de votantes:
Al mostrar una aparente independencia de Bolívar, el gobierno podría atraer a votantes que se sienten menos identificados con su figura.
Crear ambigüedad:
La incertidumbre generada por estas interacciones podría confundir a la oposición y dificultar su estrategia de ataque.
«La perversidad de esta jugada radica en su capacidad para desestabilizar», comenta un analista político que prefiere mantenerse en el anonimato.
«No solo se trata de ganar una elección, sino de socavar la cohesión del gobierno y la presidencia futura».
¿Cómo Detectar la Trampa?
La clave para discernir entre un ascenso genuino y una estrategia manipulada radica en el análisis crítico de las encuestas.
Es crucial examinar la metodología utilizada, la muestra seleccionada y la credibilidad de las firmas encuestadoras.
Además, es esencial observar la reacción del propio oficialismo y la cohesión interna del bloque progresista, así como las verdaderas razones de las tensiones entre los lideres del gobierno.
«Si el oficialismo no maneja esta situación con inteligencia, podría caer en la trampa y terminar destruyéndose a sí mismo», advierte el analista.
«La unidad y la estrategia son fundamentales para contrarrestar esta posible jugada».
El riesgo de la autodestrucción
Si el oficialismo se divide y cae en la trampa de la oposición, no solo se perdería una elección, sino que se pondría en peligro la estabilidad del gobierno y la presidencia venidera.
La oposición, consciente de este escenario, podría estar jugando con fuego, apostando a la autodestrucción del bloque progresista.
En conclusión, la posible estrategia de inflar a Gustavo Bolívar en las encuestas, junto con el aparente distanciamiento del gobierno, representa un desafío significativo para el oficialismo.
La capacidad de discernir la realidad detrás de las cifras y mantener la unidad será determinante para el futuro político del país.
La pregunta que queda en el aire es:
¿Estamos ante un ascenso legítimo, ante un espejismo cuidadosamente construido, o ante una estrategia de distanciamiento calculada?
Solo el tiempo y el análisis crítico podrán revelar la verdad.
Por: Ricardo Collazos.