
Conocidas como Haenyeo, o «mujeres del mar», estas buceadoras recolectoras no solo representan una tradición milenaria, sino que también podrían albergar las claves genéticas para el tratamiento de enfermedades crónicas como la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares.
Su estilo de vida extremo, marcado por inmersiones a pulmón libre de hasta 15 metros, ha impulsado adaptaciones fisiológicas y genéticas únicas que hoy captan la atención de la comunidad científica global.
Un linaje de resistencia: Orígenes y evolución de las haenyeo
La tradición de las Haenyeo se remonta a siglos, moldeando no solo el modo de vida de la isla de Jeju, sino también su estructura social.
En esta región surgió una sociedad matriarcal distintiva en Corea, donde las mujeres eran el pilar económico.
En la década de 1960, la comunidad de Haenyeo superaba las 30.000 buceadoras, aunque hoy en día la gran mayoría tiene más de 65 años, reflejando una disminución generacional preocupante para la preservación de esta cultura.
La supervivencia en el océano ha forjado una profunda conexión entre ellas, donde el cuidado mutuo y la vigilancia constante en el mar son fundamentales.
A pesar de su fortaleza, los cambios de presión durante sus inmersiones han provocado que algunas pierdan parcial o totalmente su capacidad auditiva, evidenciando los sacrificios de su oficio.
El impacto genético:
Investigaciones recientes, como el estudio liderado por Diana Aguilar Gómez de la Universidad de California en Berkeley, han arrojado luz sobre las sorprendentes adaptaciones genéticas de las Haenyeo.
El análisis de secuencias de ADN de estas buceadoras reveló una región reguladora de un gen que, según los científicos, podría estar asociado a la disminución de la presión arterial.
Esta adaptación, que se cree que se ha consolidado a lo largo de más de mil años, representa un avance significativo en la comprensión de la resiliencia del cuerpo humano.
Los estudios fisiológicos realizados, como la medición de la reacción de sus cuerpos al sumergir la cabeza en agua fría, complementaron los hallazgos genéticos. El conocimiento derivado de estos genes podría sentar las bases para el desarrollo de futuros tratamientos médicos, ofreciendo una esperanza para millones de personas que padecen enfermedades cardiovasculares.
Preservando un legado único: Cultura y futuro de las haenyeo
Tras sus arduas jornadas de pesca submarina, estas mujeres venden sus capturas, contribuyendo directamente a la economía local. El gobierno surcoreano ha reconocido la importancia de esta tradición, otorgando ayudas económicas, derechos exclusivos de pesca y promoviendo la creación de museos y escuelas para asegurar su conservación.
A pesar de los esfuerzos, la tasa de reemplazo generacional es negativa desde hace décadas, lo que amenaza la transmisión de este conocimiento ancestral. Sin embargo, iniciativas en otras islas, como Geoje, ofrecen un rayo de esperanza para que esta valiosa tradición continúe inspirando y aportando al mundo, no solo como un patrimonio cultural, sino también como una fuente de conocimiento científico para el futuro de la salud.
Por: Ricardo Collazos