
En un mundo cada vez más interconectado, la idea de un apagón total de internet puede sonar a ciencia ficción.
Sin embargo, ¿qué tan real es esta amenaza? Investigaciones recientes sugieren que un colapso global completo es altamente improbable, principalmente debido a la naturaleza descentralizada de la red.
No obstante, las interrupciones a nivel regional son una realidad constante, con consecuencias significativas para millones de personas.
La resistencia intrínseca del Internet
El internet no tiene un «botón de apagado» central. Opera como una vasta red de redes, sin un punto único de falla, lo que lo hace inherentemente resiliente.
Es como intentar detener todos los ríos del mundo simultáneamente; la complejidad y la redundancia de la infraestructura de internet, diseñada para redirigir el tráfico alrededor de los fallos, hacen que un apagón global sea extraordinariamente difícil.
Solo eventos catastróficos a una escala sin precedentes, como tormentas solares masivas extremas, podrían acercarse a un escenario de colapso global, aunque incluso estas no han causado una interrupción total hasta la fecha.
Las verdaderas amenazas
Interrupciones regionales
Mientras que el «apocalipsis digital» global es un escenario lejano, las interrupciones regionales son una preocupación mucho más tangible y frecuente.
Estas pueden ser desencadenadas por diversas causas, con impactos que se sienten desde el ámbito económico hasta el social y político.
Acciones gubernamentales
Los gobiernos a menudo recurren a los apagones de internet como una herramienta para controlar el flujo de información, especialmente durante periodos de inestabilidad social o política.
Un ejemplo notorio es la India, que en 2022 registró 84 apagones, afectando a millones de sus ciudadanos.
Estas restricciones, aunque temporales, pueden sofocar la comunicación, la protesta y el acceso a servicios esenciales, planteando serias preguntas sobre derechos humanos y libertad de expresión.
Desastres naturales y fenómenos extremos
La infraestructura física del internet no es inmune a los caprichos de la naturaleza. Huracanes, terremotos e incluso tormentas solares pueden causar daños severos a cables submarinos y redes terrestres.
El Huracán Laura en 2020, por ejemplo, interrumpió la conectividad en vastas áreas. Las tormentas solares masivas, aunque raras, representan una amenaza particular, ya que podrían inducir corrientes eléctricas que dañen los cables submarinos y la electrónica de la red, dejando regiones enteras sin internet durante semanas o incluso meses.
Ciberataques y errores humanos
Los ciberataques, como los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS) o el secuestro de rutas BGP, pueden saturar o redirigir el tráfico, causando interrupciones masivas.
El botnet Mirai en 2016 afectó a casi un millón de usuarios en Alemania.
Además, el factor humano sigue siendo una vulnerabilidad; un simple error de configuración o un cable cortado accidentalmente pueden tener consecuencias sorprendentemente amplias, como cuando una mujer en Armenia cortó un cable y dejó a millones sin internet.
Impactos profundos
Más allá de la conexión
Las interrupciones de internet, incluso las más breves o localizadas, tienen efectos en cascada:
Económicos:
Se estima que los apagones de internet costaron a la economía global 7.69 mil millones de dólares solo en 2024, con países como Rusia, Etiopía y Myanmar sufriendo las pérdidas más significativas.
Esto impacta el comercio, las finanzas y la productividad general.
Sociales:
La educación en línea, la telemedicina y la comunicación de emergencia se ven severamente comprometidas, afectando la vida diaria y el bienestar de las comunidades, especialmente en regiones ya vulnerables.
Políticos:
Los gobiernos utilizan los apagones como una herramienta de control, lo que genera debates éticos y legales sobre los derechos digitales y la libertad de información.
Reforzando la resiliencia de la red
Ante estas amenazas, la comunidad global está trabajando para fortalecer la resiliencia del internet.
Iniciativas como el Índice de Resiliencia de Internet (IRI) de la Internet Society evalúan la infraestructura, el rendimiento, la seguridad y la preparación del mercado en más de 170 países. Además, tecnologías como las redes mesh y los protocolos peer-to-peer ofrecen alternativas para mantener la conectividad en situaciones de crisis, especialmente en áreas con infraestructuras menos desarrolladas.
La colaboración global es esencial para abordar estos desafíos. Reconocer que, si bien un «apagón total» es un escenario de baja probabilidad, las interrupciones regionales son una realidad inminente, subraya la importancia de invertir en infraestructuras robustas y fomentar políticas que protejan la conectividad para todos.
El internet es demasiado vital para dejar su futuro al azar.
¿Qué tan preparado crees que está tu país para enfrentar un apagón regional de internet?
Por: Ricardo Collazos.