
Los capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris), el roedor más grande del mundo, se han convertido en un símbolo de la biodiversidad sudamericana, habitando desde Venezuela hasta Argentina.
Conocidos por su naturaleza sociable y su adaptabilidad, estos animales reciben nombres diversos según la región, como carpincho, chigüiro o capibara, reflejando la riqueza cultural e indígena del continente.
Hábitat natural de los capibaras en América
Los capibaras prosperan en ecosistemas acuáticos como ríos, pantanos y humedales, desde el norte de Colombia hasta el sur de Argentina.
Su presencia se extiende por países como Brasil, Perú y Paraguay, siempre cerca de fuentes de agua que les permiten alimentarse de pastos y plantas acuáticas.
Esta adaptabilidad los ha llevado incluso a convivir en zonas urbanas, como en barrios de lujo en Buenos Aires.
Nombres diversos según la Región
El nombre «capibara» proviene del guaraní y significa «señor de las hierbas», pero varía según el lugar. En Argentina y Uruguay se les llama carpincho, en Venezuela chigüiro, en Brasil capivara, y en Colombia también se les conoce como ñeque.
Estos términos, arraigados en lenguas indígenas, destacan la diversidad cultural de América Latina y la conexión con su entorno natural.
En Colombia, el capibara, también conocido como chigüiro, recibe diferentes nombres según la región.
El término «ñeque» es común en el norte del país, especialmente en áreas como la región Caribe y el Chocó.
Importancia Ecológica y Cultural
Los capibaras son indicadores de la salud de los humedales y benefician a otras especies, como aves que se alimentan de parásitos en su pelaje.
Además, su carne y piel tienen valor histórico en comunidades indígenas, mientras su popularidad actual impulsa productos y turismo.
Este roedor único sigue fascinando por su versatilidad y los nombres que lo identifican, un reflejo vivo de la rica herencia americana.
Por: Ricardo Collazos.