
La disputa entre Elon Musk y Donald Trump se desató por la oposición de Musk al proyecto legislativo insignia de Trump, el «One Big, Beautiful Bill».
Musk, exjefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), calificó la ley de «abominación repugnante», argumentando que aumentaría el déficit nacional en $2.4 billones en una década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
La ley incluye recortes fiscales de 2017 y gastos en seguridad fronteriza y militar, lo que provocó la furia de Musk, defensor de la austeridad fiscal.
Trump, en respuesta, defendió la propuesta y acusó a Musk de actuar por motivos personales tras su salida de la Casa Blanca.
Escalada en redes sociales: Insultos y amenazas
El conflicto escaló en X y Truth Social con ataques directos. Musk afirmó que Trump no habría ganado las elecciones de 2024 sin su apoyo, mientras que Trump amenazó con cancelar contratos federales de SpaceX y subsidios para Tesla, que suman miles de millones de dólares.
Según The New York Times, en 2024, las empresas de Musk tenían cerca de 100 contratos con 17 agencias federales, totalizando $3,000 millones, principalmente para SpaceX, pero también para Tesla.
Musk intensificó la disputa al insinuar que Trump aparece en los archivos de Jeffrey Epstein, un señalamiento que desató una ola de controversia
Impacto económico y laboral: Tesla y SpaceX en riesgo
La pelea tuvo un impacto inmediato en los mercados: las acciones de Tesla cayeron un 14%, eliminando $150,000 millones de su valor bursátil, y la fortuna personal de Musk se redujo en $34,000 millones.
SpaceX, valorada en $350,000 millones, enfrenta riesgos por la posible cancelación de contratos federales, incluyendo $6,000 millones con la Fuerza Espacial y $396 millones para la nave Dragon, vital para la NASA.
En términos laborales, la disputa amenaza miles de empleos en EE. UU. Tesla emplea a unas 140,000 personas globalmente, y SpaceX a cerca de 13,000. La eliminación de subsidios para vehículos eléctricos, parte de la ley de Trump, podría costarle a Tesla hasta $1,200 millones anuales, según JPMorgan Chase, lo que podría llevar a recortes de hasta 10,000 empleos en sus fábricas en California y Texas. SpaceX podría enfrentar despidos de hasta 2,000 trabajadores si se cancelan contratos clave, afectando operaciones en Texas y Florida.
Además, SpaceX opera Starlink en Colombia, con 50,000 usuarios y 200 empleos directos y 1,000 indirectos.
La interrupción de contratos federales podría limitar la expansión de Starlink, impactando estas cifras y desalentando inversiones tecnológicas en el país, que en 2024 atrajeron $300 millones, según ProColombia.
Viabilidad jurídica de cancelar contratos y subsidios: Un camino espinoso
La amenaza de Trump de cancelar contratos con SpaceX y subsidios para Tesla enfrenta serios obstáculos legales.
Los contratos federales de SpaceX, que incluyen acuerdos con la NASA y el Departamento de Defensa, están protegidos por el Código de Regulaciones Federales (CFR), que exige una «causa justificada» para su terminación, como incumplimiento contractual o razones de seguridad nacional.
Según expertos legales citados por Bloomberg, cancelar contratos por motivos políticos o personales, como la disputa con Musk, sería considerado un abuso de poder y probablemente sería impugnado en tribunales federales.
SpaceX, que ha cumplido consistentemente con sus contratos (como las misiones Crew Dragon), podría demandar por daños, potencialmente recuperando miles de millones.
Además, la cancelación de contratos con la Fuerza Espacial podría comprometer programas estratégicos como Starshield, afectando la seguridad nacional de EE. UU.
En cuanto a los subsidios de Tesla, principalmente créditos fiscales para vehículos eléctricos bajo la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, su eliminación requiere acción legislativa, no una decisión ejecutiva unilateral.
Trump podría presionar al Congreso para derogar estos incentivos, pero enfrentaría oposición de legisladores republicanos y demócratas en estados con plantas de Tesla, como Nevada y Texas, donde los empleos están en juego.
Además, la Corte Suprema ha limitado el poder ejecutivo para alterar regulaciones sin aprobación del Congreso, como en el caso West Virginia v. EPA (2022).
Por lo tanto, aunque Trump puede generar presión política, la viabilidad jurídica de estas amenazas es baja sin un proceso legislativo o evidencia sólida de incumplimiento por parte de Musk.
¿Un enfriamiento en el horizonte?
Musk insinuó una posible tregua al responder a un llamado de Bill Ackman para «hacer las paces» por el bien del país. Sin embargo, Trump descartó una reconciliación, acusando a Musk de haber «perdido la cabeza».
Esta disputa, que combina egos, intereses comerciales y política, genera incertidumbre en los mercados, la fuerza laboral y economías como la de Colombia.
La viabilidad jurídica limitada de las amenazas de Trump sugiere que el impacto podría ser más retórico que práctico, pero el daño a la confianza de los inversionistas y las relaciones comerciales ya es evidente.
Por: Ricardo Collazos.