
El pasado 2 de junio se celebró un nuevo aniversario de creación la Liga de Fútbol de Casanare, sin embargo, el fútbol medianamente organizado en esta región del país comenzó finalizando la década del 70, cuándo intrépidos dirigentes se las ingeniaron y llevaron varias selecciones a la famosa «Copa Coca-Cola» de la categoría juvenil a ciudades remotas por la época como Florencia, Leticia y San Andrés.
En febrero de 1986 se dio un salto cualitativo y cuantitativo, cuando Pedro Galeano Morales, fiscal de Difútbol, logró que la intendencia del Casanare fuera incluida en los grupos con departamentos.
Fue así como aun recordamos aquella derrota 17- 0 en el estadio Atanasio Girardot de Medellín frente a Antioquia. Luego llegaron otras derrotas ante Valle, Sucre y Santander. Se pagó la primiparada de enfrentarse a las grandes potencias del fútbol de Colombia.
Junto a su gran amigo de labores administrativas Óscar Rincón (QEPD) fueron los que intentaron darle un vuelco a la organización del fútbol en la intendencia.
Sin embargo, también hay que mencionar a Wilmer Lozano (QEPD), quién ejercía como gerente del Banco Ganadero en Yopal y era el encargado de presidir la pro- liga de fútbol de Casanare, en los comienzos de la década del 80 y fue quién lideró las distintas participaciones en los famosos campeonatos de Territorios Nacionales.
Las épocas en las cuales se discriminaba a las intendencias y comisarías y se les conminaba a jugar entre sí, con la excusa de que no tenían el nivel para enfrentar a los departamentos.
De esto puede dar fe jugadores como Ariel Beltrán Sáenz, Jorge Cristancho Gómez Jorge El Pichi Leal, Iván Leal, Héctor Rosselly Gutiérrez, Ramiro Sarmiento, entre otros; quienes viajaron por ciudades como Mocoa, Leticia y San Andrés, abordo de un bus hasta Bogotá y luego en aviones de la Fuerza Aérea que facilitaban el transporte.
Un nombre que involuntariamente se pasó por alto es el del desaparecido Absalón Sáenz Carvajal a quien recordamos como el presidente del Real Casanare y quién rigió los destinos de la Liga de fútbol en el año dos mil.
Cada presidente y por supuesto, cada comité directivo en cada época, tienen nuestra parte y de la afición al fútbol, un gran reconocimiento por lo que cada uno hizo en su momento para impulsar un deporte, que por ejemplo, en la década del 70 y 80 en Yopal solo se jugaba en la cancha de fútbol de la Luis Hernández Vargas; esta se alternaba con el campo de juego de la Brigada 16, en aquella época el Grupo Guías de Casanare dónde se cumplían las tardes futboleras.
Una época de mucha pobreza y muy difícil para jugar al balompié.
Para qué se haga una idea de lo que era buscarle partidos de preparación a un combinado de Casanare, les correspondía a los equipos de Yopal viajar entre 8 y 10 horas a Sogamoso para poderse foguear con una selección de aquella ciudad.
Contaban algunos personajes como Yesid Beltrán Sáenz (QEPD), que cuando la Selección de la intendencia de Casanare tenía que ir a algún evento nacional lo hacía sin patrocinio de la intendencia y el municipio, ya que tanto la administración de Casanare como la de Yopal, disponían de presupuestos exiguos.
No se vislumbraba la bonanza petrolera.
En más de una oportunidad, le correspondió a la delegación irse a aventurar y buscar a los ganaderos de esta región en el Frigorífico de Guadalupe en Bogotá para solicitar un «aporte voluntario», a fin de proseguir el camino hacia la ciudad donde se jugaría el torneo.
Épocas de extrema dificultad para poder darle todas las garantías a una selección.
Vale la pena destacar a todos los presidentes e integrantes de la junta directiva, que han hecho su aporte en la historia del deporte más popular del mundo.
Saludar a su presidente actual, Diego López, así como
a Omar Acosta y Gonzalo Jiménez, integrantes del comité ejecutivo de la Liga de fútbol del Casanare.
Estamos en mora de hacer un reconocimiento a por lo menos, tres generaciones de personas que hicieron un aporte para el fútbol de esta región del país.
No esperemos que más personas fallezcan para hacerle su homenaje póstumo. ¡Hagámoslo en vida!
Por: Jorge Luis Ospina Macias.