
La propuesta la hizo el jefe de Estado en el Consejo de ministros, como un resarcimiento a la agresión sufrida “por quienes vieron sus seres queridos caer bajo las balas, incluida nuestra directora de la Función Pública, cuyo marido murió ahí siendo candidato presidencial, el doctor Jaramillo, Bernardo Jaramillo Ossa”.
Dijo que esas manifestaciones “deben tener una respuesta, y es que la Corte (Interamericana de Derechos Humanos) nos ordenó pedir perdón, como Estado. A mí me ha tocado pedir perdón a nombre del Estado por las masacres que se realizaron bajo otros gobiernos, con la complicidad de otros gobiernos”.
Sin embargo, agregó que “no sé qué tanto ese perdón del Estado en mi boca sea de verdad, porque yo lo siento en el corazón, pero el Estado no, no llegan los congresistas, no llegan las cortes, no llega el Estado. Le dejan a Petro que pida perdón. Pareciera que el Estado es más bien hipócrita, y se demuestra a través de expresidentes, volviendo a hablar de venganza y de criminalizar a la Unión Patriótica”.
La idea de hacerlo en el marco de IV Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), es porque “el mundo tiene una expectativa de la reunión, y el mundo debe saber que hubo un genocidio político en la Colombia reciente” que debe ser condenada.
Ese homenaje, indicó, debe contar con “una expresión artística progresista del mundo en Santa Marta” en la que se exponga “nuestra cultura, pero también otras culturas del mundo, desde el punto de vista progresista, como un homenaje a la militancia de izquierda que cayó asesinada por miles en la época del genocidio de la Unión Patriótica”.
Enfatizó que la conmemoración debe hacer que los responsables “puedan sentir que la humanidad los recrimina, que no es simplemente nosotros, que es la humanidad y que eso nos pueda llevar a niveles de garantía de no repetición”.