
El reciente paro nacional, convocado para los días 28 y 29 de mayo de 2025, se caracterizó por una notoria baja afluencia en las principales ciudades del país, incluyendo Bogotá, Cali y Medellín.
A diferencia de jornadas anteriores, las manifestaciones transcurrieron sin incidentes mayores de orden público ni bloqueos significativos que afectaran la movilidad.
Expertos y analistas políticos coinciden en señalar que una combinación de factores, como el hartazgo ciudadano, el retiro del apoyo gubernamental y la aprobación de la Reforma Laboral, influyó decisivamente en la escasa convocatoria, generando un debate sobre la efectividad de las movilizaciones actuales en Colombia.
El hartazgo ciudadano: ¿Fin de la paciencia en las calles?
Uno de los principales argumentos esgrimidos por los analistas es el creciente «hartazgo y molestia de la población» frente a las constantes marchas y bloqueos. En Bogotá, la normalidad en el sistema TransMilenio durante la segunda jornada de paro fue un claro indicador.
Mientras que el miércoles 28 de mayo se registraron bloqueos que afectaron a más de un millón de personas y casi 30 estaciones, el jueves 29 el sistema operó con total normalidad.
Esta tendencia también se replicó en Cali y Medellín, donde las concentraciones no generaron desórdenes ni mayores traumatismos.
El analista Carlos Arias señala que «hay un hartazgo de la opinión pública al menos en las cinco principales capitales del país.
Es positivo que la gente esté más atenta a trabajar». Incidentes como el enfrentamiento de ciudadanos con encapuchados en Suba, Bogotá, para impedir bloqueos, refuerzan la idea de una ciudadanía menos tolerante con las interrupciones.
Reforma Laboral y el «desprendimiento» del Gobierno: ¿Sin un norte claro?
La aprobación en tercer debate de la Reforma Laboral se presenta como un punto de inflexión.
Para muchos expertos, este avance legislativo dejó sin sustento la necesidad de las marchas.
El senador Alirio Barrera, de la oposición, fue enfático:
«¡El pueblo ya no se deja joder!!!! ni los comerciantes, ni los transportadores, ni los trabajadores!!! qué pena que no les llegó toda la gente al paro nacional».
Sin embargo, sectores afines al presidente Gustavo Petro, como la senadora Isabel Zuleta, argumentan que la aprobación de la reforma fue precisamente una respuesta a la «presión social y el temor a las calles», restándole importancia a la baja asistencia.
Otro factor crucial, según los analistas consultados en el articulo del Tiempo.com fue el aparente retiro del apoyo y liderazgo gubernamental a las movilizaciones tras la aprobación de la Reforma Laboral.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, incluso sugirió que, de aprobarse totalmente la iniciativa, se reevaluaría la necesidad de convocar una Consulta Popular, uno de los ejes centrales de la protesta.
Jairo Libreros, experto en seguridad, considera que el hecho de que el presidente Gustavo Petro y su ministro se hubieran «deslindado del liderazgo» de la jornada de protesta se reflejó en movilizaciones «desinfladas en términos de participación y sin voltaje político», lo que a su vez impactó en la «falta de logística y coordinación».
La oposición capitaliza la baja afluencia: ¿Un nuevo escenario político?
La evidente baja convocatoria fue rápidamente capitalizada por la oposición.
El representante del Centro Democrático, Andrés Forero, calificó la jornada como «El fiasco de ayer convocado por @petrogustavo ni fue ‘paro’, ni fue ‘nacional'». Estas declaraciones evidencian cómo la escasa asistencia a las marchas se convierte en un argumento político para criticar la gestión y el poder de convocatoria del Gobierno.
El factor Petro: ¿Movilización ligada a la figura presidencial?
El analista Eduardo Piñeros subraya una dependencia significativa de la movilización de las bases del Gobierno en la figura del Presidente Petro.
«Cuando el Presidente habla, la plaza pública se llena. Cuando el Presidente está ausente, no tienen los mismos resultados», afirma Piñeros.
Esta observación sugiere que, sin una presencia o un llamado directo y constante del mandatario, la capacidad de convocatoria de los movimientos afines al Gobierno disminuye considerablemente, lo que pudo haber contribuido a la «tranquilidad y poca asistencia en las ciudades» durante esta última jornada de paro.
Por: Ricardo Collazos.