El grupo yihadista Estado Islámico (EI) mató a al menos 70 personas, en su mayoría soldados, este miércoles en una serie de ataques contra el ejército egipcio en el norte del Sinaí, en el este de Egipto.
Tras una oleada de atentados contra varios retenes del ejército, los yihadistas se enfrentaron violentamente a fuerzas policiales y militares en la localidad de Sheij Zuweid, donde los cazas F-16 de la aviación egipcia bombardearon las posiciones del EI.
Entre las víctimas hay muchos civiles, según fuentes médicas y de seguridad, que indicaron que murieron 38 combatientes yihadistas.
La rama egipcia del EI, Ansar Beit al Maqdes, ha multiplicado los atentados contra las fuerzas de seguridad desde que los militares derrocaron al presidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013.
Los yihadistas dicen actuar en represalia por la sangrienta represión del régimen contra los partidarios de Mursi que dejó más de 1.400 muertos.
En El Cairo, un alto responsable de los Hermanos Musulmanes, Naser Al Hufi, y otras ocho personas murieron en una operación policial, indicaron responsables de las fuerzas de seguridad y un abogado de esa organización islamista a la que pertenece Mursi.
El EI lanzó su ofensiva poco después del amanecer contra varias posiciones del ejército, utilizando coches bomba y lanzacohetes. La intensidad de los bombates impidieron el acceso de las ambulancias a la zona.
«Es la guerra, la batalla continúa», afirmó un oficial castrense.
Quince soldados murieron en uno de los ataques con un coche bomba en un retén al sur de Sheij Zuweid, cerca de Al Arich, capital de la provincia de Sinaí del Norte, dijo una de las fuentes.
El EI reivindicó los ataques y precisó que tres kamikazes participaron en ellos. «Los leones del califato atacaron de forma simultánea más de 15 puestos de control del ejército apóstata», afirmó el grupo en un comunicado publicado en las redes sociales.
Minas alrededor de la comisaría
Los yihadistas también minaron los alrededores de la comisaría de Sheij Zuweid para impedir la llegada de refuerzos, antes de apostarse en los tejados de los inmuebles cercanos y atacar el edificio con lanzacohetes, según un coronel de la policía.
Los ataques se produjeron dos días después del asesinato del fiscal general de Egipto en un atentado con bomba contra su convoy en El Cairo. Es el funcionario de mayor rango muerto desde el comienzo de la ola de atentados yihadistas en 2013.
Este asesinato no ha sido reivindicado, pero Ansar Beit al Maqdes pidió hace un mes a sus partidarios que atacaran a los jueces en respuesta a la muerte en la horca de seis hombres declarados culpables de haber cometido ataques en nombre del grupo.
Ansar Beit Al Maqdes y otros grupos extremistas en la península afirman actuar en represalia por la represión sangrienta contra los partidarios de Mursi, que ha causado más de 1.400 muertos.
Las autoridades lanzaron una campaña militar contra los grupos extremistas en el Sinaí hace casi dos años, pero no logró poner fin a los atentados. Según fuentes oficiales, cientos de policías y soldados murieron desde 2013.
‘Luchar contra el terrorismo’
Después del asesinato del fiscal, el presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi, que era jefe de las fuerzas armadas cuando derrocó a Mursi, prometió una legislación más dura para «luchar contra el terrorismo».
Los nuevos ataques en el Sinaí son un nuevo golpe para Sisi, cuyas fuerzas de seguridad llevan a cabo una represión implacable contra los islamistas, pero también contra la oposición de izquierda y laica.
Las autoridades han declarado «terrorista» a la cofradía islamista de Mursi y la acusan de estar detrás de los atentados de los últimos meses contra las fuerzas de seguridad. Ella lo niega.
Este miércoles, el gobierno aprobó una nueva ley antiterrorista, que prevé sobre todo la creación de «prodecimientos para asfixiar las fuentes de financiación del terrorismo», según un comunicado.